Muchas mujeres tienen la duda de que a pesar de estar sanas, no saben, cuándo deben comenzar los chequeos rutinarios para prevenir enfermedades. Dependiendo la edad hay revisiones imprescindibles, como pueden ser una revisión general y ginecológica a partir de los 20.
Una primera citología a partir de los 21 es lo que se aconseja y más si se ha tenido la primera relación sexual, por lo tanto en esa primera visita al ginecólogo se pueden detectar posibles enfermedades relacionadas con el cuello del útero, así como identificar infecciones o inflamaciones si las hubiera. Este tipo de pruebas no son dolorosas aunque un poco incómodas porque para las pruebas hay que captar células del cuello para llevarlas al laboratorio.
La toma de tensión arterial puede detectar problemas de hipertensión a pesar de ser jóvenes, ya que ésta afecta a cualquier persona sin edad y ello puede causar problemas con el corazón o cerebro. Además se le conoce como la enfermedad silenciosa, ya que aunque se tenga no hay síntomas, al menos en su primera fase.
Con un análisis de orina que también es conveniente, se analiza la presencia de sustancias que normalmente no deberían de encontrarse. Pueden ser infecciones del sistema urinario o claros indicios de insuficiencia renal, así como tumores y la diabetes. Es otra de las pruebas que no duelen porque únicamente hay que llevar una muestra de orina.
El análisis de sangre rutinario en un chequeo porque son de los más efectivos. Son de dos tipos, el de células y el más compuesto o completo. Aquí se pueden detectar, anemias, hemorragias y hasta cáncer.
Por otro lado el más completo o de bioquímica, los resultados informan de problemas con el hígado, riñón y mide los niveles altos de azúcar en sangre y detectar una posible diabetes. También este tipo de análisis puede ver el colesterol y se pueden detectar enfermedades infecciosas producidas por bacterias inflamatorias como la artritis reumatoide.
Imagen | ginelevel
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