El cuscús es sémola de trigo dura, mezclada y trabajada con harina y, posteriormente tamizada. Su sabor es tan neutro que combina con cualquier alimento como puede ser: carne, hortalizas, fruta seca, frutos secos, etc, y admite además, infinidad de preparaciones culinarias, tanto frías como calientes.
Sin embargo también hay que tener en cuenta que con el cuscús a parte de ahorrar en presupuesto se gana el salud. Ya que para completar las proteínas de este derivado del trigo no hace falta mezclarlo con carne -ni ternera, ni cordero. Agrega a la receta mejor un puñado de garbanzos, más las verduras y hortalizas que te apetezca, y conseguirás un plato apto para todos los bolsillos con un aporte proteico de calidad y libre de colesterol.
Es un gran aliado para las personas muy activas y deportistas, ya que las personas con una actividad física intensa, como los deportistas, harán muy bien en introducirlo en su dieta. El cuscús aporta energía de más larga duración que la de la pasta. Para prevenir los calambres y reponer las sales minerales, combinalo con hortalizas crujientes y frutos secos.
El cuscús resulta el acompañamiento ideal de la carne o el pescado porque, gracias a su riqueza en potasio, compensa el contenido en sodio de esos alimentos. Para potenciar este efecto, beneficioso en caso de hipertensión o hinchazón, conviene agregarle pasas, orejones, ciruelas, almendras o piñones.
Se puede elegir entre el integral o refinados. El cuscús integral, que tiene un sabor y un ligero aroma a frutos secos cuando se tuesta, es más rico en fibra, magnesio, vitaminas del grupo B y vitamina E. Combinado con nueces, anacardos o almendras, obtendrás un plato que combate el estrés, corrige el estreñimiento y retrasa el proceso del envejecimiento.
En definitiva un gran alimento con un alto aporte de vitaminas y sobre todo bastante económico a la hora de incluirlo en la cesta de la compra.
Imagen | Wikimedia
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